Dos novelas legendarias de los años ochenta en la mejortradición satírica
El presente libro recoge dos novelascorrosivas y desopilantes sobre la juventud de la Transición. Elprotagonista de Historia de un idiota contada por él mismo,víctima de la insensatez de su generación, se empeña en sacar adelante una investigación de la felicidad, con resultados ruinosos para supersona. En Diario de un hombre humillado, el narrador (quebien podría ser el mismo personaje que antes, o alguien aquejado porun mal comparable) añora un mundo perdido en el que se vivía sinpensar y, para recuperarlo, se propone reconquistar la banalidad.Durante nueve meses, mientras pierde la cabeza y se sumerge en elmundo del hampa, el hombre humillado anota en su diario pensamientos y reflexiones demenciales sobre conquistas, lecturas, trifulcas y lastrampas imprevisibles de la inteligencia.
La crítica hadicho:
«Un prodigio de vitalidad narrativa, con una infinitagama de matices humorísticos».
La Vanguardia
«Una obra brutalmente moderna, que esconde sedimetos barrocos yromá
Dos novelas legendarias de los años ochenta en la mejortradición satírica
El presente libro recoge dos novelascorrosivas y desopilantes sobre la juventud de la Transición. Elprotagonista de Historia de un idiota contada por él mismo,víctima de la insensatez de su generación, se empeña en sacar adelante una investigación de la felicidad, con resultados ruinosos para supersona. En Diario de un hombre humillado, el narrador (quebien podría ser el mismo personaje que antes, o alguien aquejado porun mal comparable) añora un mundo perdido en el que se vivía sinpensar y, para recuperarlo, se propone reconquistar la banalidad.Durante nueve meses, mientras pierde la cabeza y se sumerge en elmundo del hampa, el hombre humillado anota en su diario pensamientos y reflexiones demenciales sobre conquistas, lecturas, trifulcas y lastrampas imprevisibles de la inteligencia.
La crítica hadicho:
«Un prodigio de vitalidad narrativa, con una infinitagama de matices humorísticos».
La Vanguardia
«Una obra brutalmente moderna, que esconde sedimetos barrocos yromá