Ganadora del Premio Strega, la gran novela que «dejó abrumada» a Elena Ferrante: «Elsa Morante fue mi maestra. [...] Tehechiza».
«Inolvidable.» Juan Tallón
«Quizá la mejornovela erótica del siglo XX.» Culturamas
«Un mazazo quetiene el poder de una maldición.» Dwight Garner, The New YorkTimes
El hombre se llama Wilhelm; camina ensimismado y suhijo Arturo le sigue como una sombra, atento a cada movimiento de suhéroe, de quien imagina aventuras y proezas sin fin. Los dos viven enun antiguo convento, un caserón algo apartado del pueblo, donde antesse oían rezos y ahora reinan el silencio y la suciedad.
Arturocrece rodeado de libros y malas hierbas mientras su padre se ausenta a menudo sin dar razones, hasta que un día regresa con Nunziata, sunueva esposa, y entre los dos jóvenes se crea una complicidad extraña, casi a espaldas de Wilhelm, que es padre y marido, pero vive en lacuerda floja, con la mirada puesta más allá de la isla de Prócida, más allá de Nápoles y del aire tosco que lo rodea. Solo el mar sabe quépiensa y siente ese hombre de cabeza rubia, labios
Ganadora del Premio Strega, la gran novela que «dejó abrumada» a Elena Ferrante: «Elsa Morante fue mi maestra. [...] Tehechiza».
«Inolvidable.» Juan Tallón
«Quizá la mejornovela erótica del siglo XX.» Culturamas
«Un mazazo quetiene el poder de una maldición.» Dwight Garner, The New YorkTimes
El hombre se llama Wilhelm; camina ensimismado y suhijo Arturo le sigue como una sombra, atento a cada movimiento de suhéroe, de quien imagina aventuras y proezas sin fin. Los dos viven enun antiguo convento, un caserón algo apartado del pueblo, donde antesse oían rezos y ahora reinan el silencio y la suciedad.
Arturocrece rodeado de libros y malas hierbas mientras su padre se ausenta a menudo sin dar razones, hasta que un día regresa con Nunziata, sunueva esposa, y entre los dos jóvenes se crea una complicidad extraña, casi a espaldas de Wilhelm, que es padre y marido, pero vive en lacuerda floja, con la mirada puesta más allá de la isla de Prócida, más allá de Nápoles y del aire tosco que lo rodea. Solo el mar sabe quépiensa y siente ese hombre de cabeza rubia, labios